He abandonado este blog que debiera ser conjunto con dos amigos, pero estos publican mucho menos que yo, convirtiendo esto en una experiencia un poco fallida. Pese ha esto quiero continuar porque acabo de comprobar (repasando el blog) que me ayuda a reflexionar, que si no sirve como
herramienta divulgativa al menos sirve como medida de reflexión con carácter público.
Releer las entradas en las que trataba el tema de las ideologías me ha revitalizado. Actualmente milito en
IU (las razones en la entrada sobre la formación) y he sentido una gran deriva intelectual. En muchos momentos me he preguntado si he renunciado a mi sentido crítico, si había dejado mi vida correr si llevar el volante y poco a poco eso se ha ido amontonando hasta ahora.
Puedo y debo decir que soy ambicioso por naturaleza, muy ambicioso, quizás demasiado ambicioso (ya no repito la palabra más), pero quizás estas ansias no sean como normalmente se entiende. Quizás valga la pena exponer a un
alter ego mío de unas partidas de rol (para el que no sepa se trata de interpretar a un personaje en un mundo determinado).
Station Vagon, así se llama este
alter ego, nace de jugar en el mundo de
star wars y es un
jedi un poco especial, entendiendo lo especial que son las partidas, irracionales
e hilarantes. Con este personaje alcancé un poder impresionante dentro del juego, pero nunca me corrompí, sino todo lo contrario. Mi razonamiento siembre fue codicioso, el más codicioso.
Lo habitual es que una vez alcance el poder busque sostenerlo con las medidas que sean, pero no, evitaba esto siempre. Mi idea era que ser del lado oscuro es lo fácil y por ende lo menos ambicioso, era más
difícil cambiar las cosas desde el lado de la luz y con medios justos, sin dejarse corromper en
ningún momento y manteniendo la honestidad y la dignidad, porque ¡Qué mayor ambición que aquella que quiere cambiar el mundo sin corromperse!
Volviendo a mi vida real, esto es lo que me pasa. Leyendo el foro he vuelto a mi, después de tanto tiempo a la deriva. Sé que sería más fácil arrimarse al grupo dominante y utilizar mis habilidades para estar en él y mantenerlo, pero eso es lo sencillo, no tiene la más mínima dificultad, no lo quiero para mi. El enriquecimiento viene en la adversidad y el
gilipollismo nace en la opulencia, no quiero eso, no quiero lo fácil....
En otra entrada se puede encontrar un vídeo del loco de la colina hablando sobre la mediocridad, me he creído eso, milito en esa causa. No hay que seguir a otros, no hay que adorar a otros o hacer lo que otros, porque les va
bien, hay que florecer, hay que ser creativo, enriquecer el mundo en el que vivimos y no adoptar la postura dominante, porque esta sea dominante.
Renuncio también a la rivalidad y a la prepotencia de las ideologías. Rechazo el ver a otra persona y sentir conflicto sólo porque pertenezca a otra formación. Lo dije anteriormente las ideologías no pueden tener los vicios de las religiones, si los tienen es porque están infectos y pútridos de un sistema que ha sustituido el hueco de la religión por la ideología. Hay una base que es irrenunciable y es que todos son humanos, este valor supera cualquier competitividad
ideológica porque es lo que es. Que uno de un partido no aguante al de otro es competitividad, un valor que mal llevado es horroroso.
Rechazo el sentimiento de clase política. Si en el anterior párrafo hablé de no rivalizar en este hablo de no colaborar. Un problema de la clase
política (entendiendo como aquellos que están en las instituciones, porque políticos somos todos y la hacemos todos) es el
compadreo. Se reunen, charlan y deciden lo que va a ocurrir. Se tratan como compañeros de una misma profesión y eso nunca puede ocurrir. Uno puede ser amigo de personas que militan en otros lugares y otras ideas pero nunca ha de haber una protección mutua por ser políticos profesionales, porque eso convierte al mundo en una oligarquía, los oligarcas se sienten más cercas uno de otros que de sus ciudadanos y actúan en consecuencia.
Para finalizar ¿Cómo ha de ser un político profesional?Creo que su único objetivo ha de ser buscar lo mejor para la sociedad sin renunciar por esto a sus principios, pero siempre explicándolos. No ha de complacer con bellas palabras y gestos diplomáticos, ha de ser realista y duro. Si tiene que criticar a la sociedad la critica y si tiene que aplaudirla la aplaude,porque así se crea una sociedad madura y responsable y un político honesto y fiable.
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